martes, 16 de julio de 2013

Valle de Elqui Race 30,3 2013

No había podido escribir nada aún sobre la Valle del Elqui Race 30.3km. Probablemente producto del cansancio que me dejaron 2 agotadores largos días subiendo y bajando los cerros del Valle. ¿Qué les puedo decir?, simplemente espectacular la carrera, una organización buenísima y la dificultad de la carrera, aniquiladora, pero, entretenidísima.

Todo empezó el sábado en la tarde en Vicuña, como siempre acompañado de mi linda polola, la Cami (que siempre me apoya en todas mis locuras), cuyos padres además nos proporcionaron la casa para que nos quedáramos el finde. Cuando llegué a la plaza de Vicuña vi que el nivel iba a estar de primera, la cantidad de corredores no fue alta, pero la calidad sí que lo fue. Por supuesto estaban mis amigos del Team, a quienes me dio mucho gusto ver. En fin, los 10k de aquella tarde estuvieron buenos, bien rápidos (hice un muy buen tiempo), pero, para nada adelantarían lo que serían los próximos 10k de la mañana siguiente.

Domingo en la mañana, luego de un sueño reparador y un rico desayuno, nada hacía presagiar el sufrimiento de aquel soleado día. Todo partió en la plaza de Paihuano, desde ahí, a la Quebrada de Paihuano, 5km de subida ininterrumpida con el cara e´ gallo pegando sin contemplación alguna y el aire cordillerano secando mi garganta. La subida parecía de nunca acabar, pero dejándolo todo en la cancha y mojando la camiseta lo logramos. De ahí, de vuelta a la plaza de Paihuano, pura bajada, un alivio después de tanto sufrimiento. Todo corredor sabe que las bajadas son engañadoras, no hay que volverse loco corriendo, pero en este caso, de competencia extrema, nada importaba y corrí lo más rápido que pude (de nuevo un muy buen tiempo para mí).

Claro, después de esos matadores segundos 10km, uno podría haber dicho, ya, suficiente, ´tamos, disfrutemos el finde, descansemos, pero, NO, aún quedaban los 13km finales, desde Paihuano a Pisco Elqui!!!, pero bue´, en fin, había que almorzar y recuperar fuerzas para volver a ponerle, como todo un Runner.

Un poco pasado las 5 de la tarde empezó el tercer tramo y final de la carrera. La verdad es que no tenía muchas ganas de correr jajaja, estaba cansado y temía una muy baja performance de mi parte. Aun así saque fuerzas de flaqueza (si si, en sentido figurado) y me puse a correr, bueno, a trotar. El año pasado también había corrido la Media Maratón de Valle del Elqui y habíamos hecho el mismo trayecto, por ende, pensaba que no iba a ser tan duro como la vez pasada, error número uno, fue peor. Si bien hay subidas y bajadas, las subidas son destructoras y después de dos días de competencia tu cuerpo pide clemencia, pero había que terminar, no pensar y solo correr. Si pudiera describir la felicidad que sentí al ver el letrero que decía “falta un 1km” lo haría, pero yo creo que aún no se han inventado esas palabras. En fin, llegué y llegué bien, medio mareado, pero llegué jajaja. Ahí estaba la Cami, cuál abnegada mujer esperándome con un beso para felicitarme y un poquito más allá el Profe con la tan merecida medalla (sin duda me la había ganado)

Después de experiencias como estas uno no puede sino sentirse feliz y contento. No solo se ponen a pruebas tus capacidades, sino que además, se comparte con gente muy especial y se logra apreciar la belleza de este tan lindo país. Lo demás, solo anécdotas.

miércoles, 10 de julio de 2013

El Climbing Tour


El climbing tour de este sábado, en la Hacienda Chacabuco, región metropolitana, estuvo espectacular, muy entretenido y muy duro también. Quizás me pareció tan entretenido porque era la primera vez que participaba junto a mi hermano y junto a un grupo de amigos dentro del cuales iba el Hernán (Cerdillo de cariño), compañero prehistórico del colegio y uno de mis mejores amigos. Quizás también estuvo muy duro porque hace ya dos años que no participaba en uno, incluso en esa época era otro el auspiciador.

Todo partió muy temprano, desde que llegué a Santiago en bus como a las 6 de la mañana. Si, ustedes se preguntarán porque en bus y justo en la noche, pero, ¿qué les puedo decir?, jugado por la actividad nomás jajaja. En fin, la cosa es que entre pasar a buscar a todos ya a las 8 íbamos camino al lugar indicado.

El día estaba rico, nubladito, pero ni tanto, frío pero ni tanto tampoco (esta vez estrenaría las primeras capas que me compré para las competencias de invierno), el lugar era espectacular, muy lindo, y ahí estaba ella, la imponente y majestuosa cordillera, con sus cumbres nevadas, alucinante.

Al principio todo bien, su trote suave con subidas y bajadas, pero, ya acercándonos a la meta uno, todo mal jajaja, que subida esa! Sentía que se me quemaban los pulmones, que mis gemelos estallaban y que mi espalda se iba a rajar (ahí se notó la falta de entrenamiento en cerro y bueno, en general), pero nada, había que ser hombrecito y seguir hasta la meta dos. Ahí vino el segundo aire y todo bien corriendo por subidas y bajadas suaves hasta que nos acercamos a la meta dos, ahí todo mal, de nuevo lo mismo, que subida esa por dios! Pero bueno, había que terminar, ahí estaba mi hermano gritándome, dale weon!

Al final la satisfacción de llegar a la meta es increíble e impagable, llegar a la cima y poder observar ese paisaje cordillerano sin parangón. Además, poder disfrutarlo con tu hermano y amigos no tiene precio y sin duda hizo que valiera la pena ese viaje en bus.