Valle de Elqui Race 30,3 2013
No había podido escribir nada aún
sobre la Valle del Elqui Race 30.3km.
Probablemente producto del cansancio que me dejaron 2 agotadores largos días
subiendo y bajando los cerros del Valle. ¿Qué
les puedo decir?, simplemente espectacular la carrera, una organización
buenísima y la dificultad de la carrera, aniquiladora, pero, entretenidísima.
Todo empezó el sábado en la tarde en
Vicuña, como siempre acompañado de mi linda polola, la Cami (que siempre me apoya en todas mis locuras), cuyos padres
además nos proporcionaron la casa para que nos quedáramos el finde. Cuando llegué a la plaza de
Vicuña vi que el nivel iba a estar de primera, la cantidad de corredores no fue
alta, pero la calidad sí que lo fue. Por supuesto estaban mis amigos del Team, a quienes me dio mucho gusto ver.
En fin, los 10k de aquella tarde estuvieron buenos, bien rápidos (hice un muy
buen tiempo), pero, para nada adelantarían lo que serían los próximos 10k de la
mañana siguiente.
Domingo en la mañana, luego de un
sueño reparador y un rico desayuno, nada hacía presagiar el sufrimiento de
aquel soleado día. Todo partió en la plaza de Paihuano, desde ahí, a la Quebrada
de Paihuano, 5km de subida ininterrumpida con el cara e´ gallo pegando sin contemplación
alguna y el aire cordillerano secando mi garganta. La subida parecía de nunca
acabar, pero dejándolo todo en la cancha y mojando la camiseta lo logramos. De
ahí, de vuelta a la plaza de Paihuano, pura bajada, un alivio después de tanto
sufrimiento. Todo corredor sabe que las bajadas son engañadoras, no hay que
volverse loco corriendo, pero en este caso, de competencia extrema, nada
importaba y corrí lo más rápido que pude (de nuevo un muy buen tiempo para mí).
Claro, después de esos matadores
segundos 10km, uno podría haber dicho, ya, suficiente, ´tamos, disfrutemos el
finde, descansemos, pero, NO, aún quedaban los 13km finales, desde Paihuano a
Pisco Elqui!!!, pero bue´, en fin, había que almorzar y recuperar fuerzas para
volver a ponerle, como todo un Runner.
Un poco pasado las 5 de la tarde
empezó el tercer tramo y final de la carrera. La verdad es que no tenía muchas
ganas de correr jajaja, estaba cansado y temía una muy baja performance de mi parte. Aun así saque
fuerzas de flaqueza (si si, en sentido figurado) y me puse a correr, bueno, a
trotar. El año pasado también había corrido la Media Maratón de Valle del Elqui y habíamos hecho el mismo
trayecto, por ende, pensaba que no iba a ser tan duro como la vez pasada, error
número uno, fue peor. Si bien hay subidas y bajadas, las subidas son
destructoras y después de dos días de competencia tu cuerpo pide clemencia,
pero había que terminar, no pensar y solo correr. Si pudiera describir la
felicidad que sentí al ver el letrero que decía “falta un 1km” lo haría, pero
yo creo que aún no se han inventado esas palabras. En fin, llegué y llegué
bien, medio mareado, pero llegué jajaja. Ahí estaba la Cami, cuál abnegada mujer esperándome con un beso para felicitarme
y un poquito más allá el Profe con la
tan merecida medalla (sin duda me la había ganado)
Después de experiencias como estas
uno no puede sino sentirse feliz y contento. No solo se ponen a pruebas tus
capacidades, sino que además, se comparte con gente muy especial y se logra
apreciar la belleza de este tan lindo país. Lo demás, solo anécdotas.
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